En España, ¿hacemos un uso adecuado de las TIC en las aulas?
Lo que pasa en el estado español es lo que pasa en la mayoría de estados europeos. Por un lado, nos encontramos con una masa de alumnos que tienen acceso a la tecnología y que probablemente saben hacer más cosas de las que actualmente se hacen en las escuelas. Por otro lado, tenemos una masa de docentes que no acaba de ver exactamente cómo integrar la tecnología de manera que no se convierta en un problema adicional para ellos y les ayude a resolver problemas, y en particular a mejorar los resultados de sus alumnos. Esta situación es compartida por muchos países europeos.

¿Los docentes tienen herramientas suficientes para integrar las TIC en sus dinámicas de clase?
Los que quieren tener información y formación lo consiguen, ya sea a través de canales oficiales o bien a través de comunidades de profesores que se autocultivan. Es gente realmente entregada a la causa de la tecnología porque la ven como un potencial transformador. El problema es que esto afecta a una minoría. El gran reto es conseguir que la gran mayoría de docentes modifique sus pautas de aprendizaje y enseñanza para maximizar las oportunidades que la tecnología ofrece.

¿Y cómo se puede solucionar?
Hay que tener en cuenta dos cosas. Por un lado, que la gente que se dedica a la promoción del uso de las tecnologías en la educación no ha acabado de enamorar suficientemente a la mayoría de usuarios/docentes. En realidad, más que aportar soluciones a los problemas existentes, parece que añadan nuevos, como por ejemplo la gestión de la tecnología. A priori no se ve que se puedan conseguir beneficios a pesar del esfuerzo adicional que debes invertir en la integración de las TIC. Esta percepción debe modificarse.

¿Cómo debería abordarse este cambio de percepción?
Los problemas de los docentes a veces son más simples de lo que pensamos. En Secundaria, por ejemplo, los alumnos se pueden aquejar de tener un bajo rendimiento en lenguas extranjeras. La tecnología debería proponer soluciones a problemas concretos como este. O si, por ejemplo, el profesor que imparte matemáticas ve que tiene alumnos poco interesados en la materia, la tecnología debería ofrecer soluciones para conseguir que estos alumnos se enganchen.

¿Crees que no se está explicando bien a los docentes las posibilidades de la tecnología aplicada a la educación?
Sí, yo creo que las reticencias vienen por un problema de comunicación. Cuando los docentes escuchan a los promotores de las TIC hablar sobre el tema acaban abrumados porque no saben de donde sacar las horas para incorporar todo esto. La tecnología debe servir para hacer las cosas de siempre de forma más eficiente, o para hacer cosas totalmente nuevas. Lo que podríamos esperar de las escuelas del siglo XXI es que los alumnos aprendieran cosas diferentes, pero sobretodo, de forma diferente.

¿Qué motivaciones crees que pueden tener los profesores a la hora de incorporar las TIC en sus clases?
Los docentes no tienen incentivos para incorporar las TIC, y no hablamos de incentivos económicos, por supuesto. Los profesores deben hacer el cálculo de los beneficios que les reportaría integrar las TIC de forma plena y de la inversión que necesitan para ello. Si hasta ahora no lo han hecho es porque no lo ven claro.
Se trata de solucionar los problemas reales que tienen los profesores en su día a día en las aulas. En vez de presentarnos delante de los profesores y hablarles de las maravillosas posibilidades que tiene una aplicación en el mundo educativo, deberíamos preguntarles qué necesidades tienen, qué problemas tienen: de disciplina, de comunicación con las familias, de desinterés, etc… Y a partir de aquí buscar la herramienta o aplicación adecuada. Nunca al revés. No porque exista una herramienta como Twitter o Facebook los docentes se deben sentir obligados a utilizarlo.

Estamos hablando mucho de los docentes pero, ¿qué papel juegan los centros? ¿Cómo deben coordinarse los distintos departamentos?
Nosotros hemos visto, a través de diferentes investigaciones, que en todos los centros escolares hay una flor de verano. Siempre hay una, dos, tres personas que hacen cosas maravillosas a base de sudor y lágrimas, y lo hacen solos, pero lo consiguen. Pero si tu lo que quieres es que la innovación sea sistémica, es decir, que se generalice, necesitas unas condiciones determinadas a escala de centro.

¿Qué condiciones?
La primera, y creo que se habla poco de esto, es la de un liderazgo pedagógico que apueste realmente por la modernización. No hablamos del director o directora, ¿eh? hablamos de liderazgo, de la capacidad del equipo de sacar adelante un proyecto así. Un buen liderazgo pedagógico con poco ancho de banda puede hacer mucho más que el centro mejor equipado del país pero que carece de un equipo implicado. Lo que sucede dentro de los centros es una constelación de factores de los cuales la tecnología es uno de ellos. 

Algunos profesores se quejan de la rigidez de los currículos y el poco margen que tienen para innovar en las aulas. ¿A qué achacas esta situación?
A veces tenemos la sensación de que los profesores son culpables de todo hasta que no se demuestre lo contrario. Esto es debido a la serie de mensajes que se han ido colando en la prensa y otros canales los últimos años. Cuando miras comunidades con tasas muy altas de resultados positivos se ve que una de las cosas que sucede es que hay confianza y respeto a sus profesores. Esto no se genera de hoy para mañana, pero ciertas prédicas, sobre todo políticas, devalúan la figura del docente frente a la sociedad.
Es lamentable. Necesitamos, como mínimo, reconocer los esfuerzos de los profesores que trabajan y que trabajan bien. Como en todas las profesiones, hay gente que se mata a trabajar y cobran lo mismo que los que no hacen nada, que por suerte, son una minoría. 

¿Hay muchas diferencias en los países europeos en la aplicación de las TIC?
Sí, muchas. Las últimas investigaciones a escala europea demuestran que básicamente hay dos factores muy importantes que explican porqué unos países son más activos que otros en cuanto al uso de las TIC.
El primero son las competencias tecnopedagógicas de los docentes. De los jóvenes no hace falta hablar, ellos ya llegan a la escuela con el dispositivo en el bolsillo. Hay escuelas que reconocen estos dispositivos y los integran en las dinámicas de clase, y hay otras que los rechazan y prohíben su uso durante toda la jornada lectiva. Damos por sentado que los jóvenes tienen muchas competencias digitales, aunque no debemos pensar que lo saben hacer todo. Este dominio de las tecnologías no significa que dominen las competencias adecuadas, es decir, saberse mover muy bien en Facebook no significa que se sepa definir la fiabilidad de una fuente de información en Internet, por ejemplo.
En el caso de los docentes, tenemos mucha competencia técnica. La mayoría de los docentes están conectados, muchos utilizan tecnología para prepararse las clases. Pero cuando hablamos de utilizar la tecnología en el aula yendo más allá de utilizarla para hacer la presentación de contenido, el tema ya va de bajada.

¿Y el segundo factor?
El segundo es que debemos considerar que la confianza en la capacidad de sacar adelante una transformación pedagógica sea igualmente aceptada por los propios estudiantes y por sus familias. Incluso en el sector universitario, que es donde más se han utilizado las nuevas tecnologías en el aprendizaje, podemos encontrar mucho conservadurismo. No todos los países son iguales, algunos son más progresistas que otros. España no es un país en el que sus familias se distinguen por dar mucho apoyo a las transformaciones pedagógicas. Hablo de las mayorías y basándome en los estudios que hemos realizado. Necesitamos la confianza de los usuarios finales. De los jóvenes cuando tienen criterio y, cuando hablamos de los niños, pues de las familias. Esto no lo tenemos por desgracia.

¿Qué papel juegan las familias en la integración de la tecnología en la educación?
Esto se ha visto muy claro en países que funcionan políticamente de forma descentralizada. En Estados Unidos, por ejemplo, las comunidades locales son una voz muy importante en materia educativa. Se ha visto claramente que las familias han hecho un vuelco: la mayoría de ellas esperan que la tecnología sea omnipresente en las aulas y que el trabajo escolar se haga necesariamente utilizando herramientas pedagógicas. Son sociedades donde la tecnología ha tenido un impacto en la vida cotidiana de las personas. Pese a la crisis, las escuelas siguen comprando tecnología. El papel de las familias es terriblemente importante en esta transformación.

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Tiching

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