¿Qué entiende por escuela innovadora?
El punto de partida es que el concepto está poco definido y en los discursos que se están haciendo actualmente sobre esta cuestión se da por supuesto que la palabra innovación es compartida, de consenso y, prácticamente, buena por naturaleza. Para mí es aquí donde reside el problema. Los discursos sobre la innovación tienen intrínseca la idea de lo nuevo y lo viejo y, a veces, esto es peligroso porque hay proyectos como la asociación Rosa Sensat, que llevan muchos años innovando.
¿Cree que siempre ha habido demanda de este tipo de escuela o se ha disparado en los últimos tiempos?
La cuestión no es si hay más demanda ahora que antes, la cuestión es de dónde se hace y quién la hace. Esto tiene que ver con clases sociales. Son las familias de clase media formadas, en general, por profesionales liberales las que demandan este tipo de escuelas. Esto es absolutamente legítimo porque todos queremos buenas escuelas para nuestros hijos e hijas, pero el riesgo que hay aquí es que la escuela pública es la escuela de todos y esto no se puede perder de vista. No hay suficiente oferta de este tipo de plazas y las familias de clase media tienen más voz porque son las que controlan el capital cultural y los medios y, consecuentemente, su discurso se hace más visible.
En un artículo afirma que, a veces, tanto la innovación como la elección pueden tener connotaciones negativas. ¿Cuáles?
La innovación y la elección son palabras de consenso. Son conceptos en los que si no tienes en cuenta el “cómo”, nadie puede estar en contra. Sería como estar en contra de la autonomía o de la elección. Son palabras que crean un falso dilema. Está claro que las familias tienen que poder elegir colegio para sus hijos e hijas, pero esta elección debe estar regulada, porque estamos hablando de un servicio público y no de un mercado privado.
Un interesante punto de partida…
También está claro que tiene que haber escuelas innovadoras, pero se debe vigilar que ello no dé pie a una lucha competitiva entre centros educativos en la que haya una jerarquía de centros innovadores o más avanzados y centros que no los son. Ahí es cuando nos encontramos con el problema. Es importante que la elección, la innovación, sea viable para todo el mundo.
¿Cree que, en el caso de poder hacerlo, las familias tienen información suficiente a la hora de escoger centro educativos?
La diferencia no radica en el acceso a la información, radica en la gestión. La información existe para todos, pero aquí entra en juego el capital cultural y lo que significan todas sus múltiples dimensiones y toda la reflexividad que hay detrás del proceso de selección. Entre otras cosas, las familias de clase media son conscientes de que su condición social está muy explicada por la selección educativa.
¿Y qué es la “clausura social”?
Es un concepto que no es mío, y significa “acaparar oportunidades”. Se da en los procesos de selección de escuelas, incluyendo el concepto “escuela innovadora”. Tiene que ver con el “cómo” que comentaba antes. Se refiere a cómo generamos procesos de selección e innovación que no permiten o no ayudan a la acaparación de oportunidades por parte de grupos sociales determinados.
¿Qué mecanismos cree que se pueden crear para evitar esta clausura social?
Primeramente se debe regular bien el sistema de elección de centros educativos. En los países en los que hay escuelas privadas concertadas esto supone un problema todavía mayor, porque hay escuelas cobrando cuotas de unos 300 euros mensuales a la vez que están financiadas con fondos públicos y utilizando unas políticas de selección que no tendrían que aplicar. Pero no sólo el control de las escuelas concertadas es importante. Además, las administraciones públicas tienen que garantizar que la distribución del alumnado en las escuelas de un territorio se haga correctamente, de la manera más equitativa posible. La equidad en la composición de los centros es esencial.
¿Cuáles cree que deben ser los elementos comunes de todas las escuelas?
Reconocimiento, redistribución y participación son las características que debería tener la escuela, que no tiene por qué llamarse innovadora. La educación, la escuela, se debe orientar a la justicia social. Pero yo hablaría más del sistema que de la escuela y creo que es indispensable que haya unas condiciones de trabajo dignas y unas condiciones sociales y educativas que permitan el progreso educativo de los alumnos en igualdad de condiciones.
¿Cree que las TIC juegan un papel importante en lo que se denomina escuela innovadora?
La escuela innovadora no necesariamente tiene que tener relación con las TIC. Creo que en el caso de las TIC la cuestión no está en el ‘qué’, está en el ‘cómo’. Pueden funcionar muy bien o muy mal; todo depende de cómo se usen. Hay centros y maestros que utilizan las tecnologías de maravilla y hay otros que han aplicado pizarras digitales y las utilizan igual que una pizarra clásica.
Entonces, ¿qué tres cosas cambiaría de la educación?
Es difícil y seguro que me dejaré cosas. Por ello más que decir tres cosas, diré tres bloques. En primer lugar, la financiación. Hablo de la financiación con todo lo que ello implica: un incremento de la financiación macro para la educación, y, muy especialmente, para las escuelas públicas. Y después la financiación específica, que con la excusa de la crisis prácticamente ha desaparecido del mapa. Con ello me refiero a becas comedor, aulas de acogida, profesorado de soporte, etc.
¿Y las otras dos?
En segundo lugar, el profesorado. Creo que hay una parte de política de profesorado y de formación inicial y permanente que es clave. Es una barbaridad que esto no se esté financiando. Y, por último, todo lo relacionado con la segregación escolar. Es decir, generar unos centros y contextos educativos que sean lo más equilibrados posible socialmente.
¿Qué factores cree que influyen en el abandono escolar? ¿Cómo cree que se debe luchar contra él?
El abandono escolar es multifactorial. En el tema del abandono escolar muchas veces se pone el foco en el tema del aprendizaje, y evidentemente desde el punto de vista instrumental es fundamental, pero hemos entrevistado a muchos jóvenes que están en riesgo de abandonar o que lo han hecho y más allá de los problemas cognitivos y de aprendizaje que puedan tener, la carencia más fundamental es de cariz expresivo. Muchas veces no le encuentran el sentido a lo que están haciendo en los colegios o institutos y no encuentran vinculación emocional con el profesorado, con lo que hacen y en la confianza en ellos mismos. Hay problema de vinculación con el proceso.
Discrepo con esta señora en casi todo. Tiene una visión limitada de la educación. La educación pública nunca es objetiva ni innovadora si va en contra de los intereses del Estado. Mientras los maestros sean funcionarios seguirá siendo mediocre, de ahí que la calidad esucativa sea mauor en los concertados y los privados