Las personas con altas capacidades nacen con una característica inherente a este perfil: la hipersensibilidad, que es emocional y sensorial.
¿Qué sucede siempre ante alguien que llora con facilidad ante ciertas situaciones? ¿Qué sucede ante alguien cuyas emociones están a flor de piel y estallan, como si de la erupción de un volcán se tratara, llorando, enfadados, indignados y rebotados? ¿Qué sucede cuando alguien defiende un tema a capa y espada, pone toda la carne en el asador con ímpetu y fuerza, y el grupo que le acompaña no tiene el mismo punto de vista? ¿Qué sucede con la persona que todo le pica, todo le huele mal, todos los ruidos le molestan…?
Acoso y altas capacidades
Una persona con altas capacidades no es solo un CI alto, es una persona con unas características que le acompañan para el resto de su vida. Una de ellas es la extrema hipersensibilidad, que no solo se limita a ser emocionalmente sensible, sino también a ser sensorialmente hipersensible.
¿Cómo repercute en el día a día de una persona esta hipersensibilidad sensorial? Las imágenes impresionan mucho más, se leen con más énfasis. Los ruidos siempre molestan: el clac-clac de abrir y cerrar un bolígrafo, los motores de las motos, los petardos y fuegos artificiales, la música alta, el barullo de una clase… Les molesta, y mucho, hasta el punto de generarles fuertes dolores de cabeza. Los olores se multiplican, se intensifican, calan en la pituitaria hasta el punto de generar mareo y cefaleas. Los sabores se sienten también mucho más intensos. Por último, el tacto y la hipersensibilidad táctil: estamos ante uno de los más delicados, ya que genera agobio a ser tocado. Una caricia se puede transformar en una molestia. Para un niño con este perfil, tocar plastilina, pintura o pegamento puede convertirse en algo desagradable y horrible que le puede generar angustia y ansiedad. Curioso, pero cierto.
¿Cómo repercute en el día a día de una persona la hipersensibilidad emocional? Una persona sensible lucha con todas sus fuerzas y energías para defender algo que le parece injusto. La energía que muestra es tal, que lo que genera a su entorno es burla hacia “el motivado” por cierto tema. Cuando un niño, o no tan niño, llora ante un reportaje sobre refugiados o ante un atentado o accidente. Si esta persona no puede evitar las lágrimas ante una pieza musical que despierta emociones o ante un texto literario que vive y siente a flor de piel. Y si se ha sentido traicionado por alguien a quien no considera enemigo ante un problema que le ha hecho sentir hundido bajo tierra… y explota en un mar de lágrimas ¿qué sucede con las personas que le rodean? ¿Qué situaciones se generan?
Por otro lado, el perfil de altas capacidades suele tener intereses muy peculiares y particulares, completamente lejanos, ajenos e indiferentes para el colectivo social de su alrededor. Estos niños y niñas dominan la astronomía, la historia, la gramática, las matemáticas… cualquier tema que en un momento dado les haya despertado un interés. ¿Cómo se lee esto entre el resto de sus compañeros? ¿Y si al rarito que habla de cosas raras se le suma la hipersensibilidad emocional y la hipersensibilidad sensorial?.
La respuesta a estas preguntas es ACOSO, acoso escolar o, en adultos laboral, en toda regla. Estos niños, adolescentes y adultos se convierten en las dianas de burlas, críticas, comentarios continuos y aceptados por el grupo de personas que conviven con ellos fuera de su ámbito familiar. Estos niños, jóvenes e incluso adultos, sufren constantes ataques diarios, semanales o circunstanciales que les etiquetan como: el raro, el llorica, el plasta… Y ya se les señala con el dedo como centro de diversión a costa de su dolor emocional y de su frustración personal.
¿Qué se genera, además, ante estas situaciones? Lo peor que podría suceder: la normalización social de este acoso y de estas situaciones que se repiten con demasiada frecuencia. Además, que muchas personas no caen en este punto, el día a día de las familias con personas acosadas se convierte en un infierno, pues el acosado está eternamente enfadado, rabioso, hundido y muchas veces deprimido a causa del dolor por los ataques recibidos. Estas familias a veces sufren problemas dada la tensión que se vive en sus casas. ¿Nos ponemos en sus zapatos? Si una familia traslada a un centro su preocupación ante el acoso escolar, por favor, atendamos. Estos papás no hablan de un hecho puntual, ya llevan una mochila en sus espaldas. Y si además se trata de un caso de altas capacidades -aspecto genético – pensemos en su hipersensibilidad y en la de los padres de estos niños. Es muy duro para el niño, pero también para su núcleo familiar.
Y la suma del malestar generado, desgraciadamente, conlleva consecuencias emocionales que conducen a estos sujetos a fatales desenlaces. De hecho, cada vez, desafortunadamente, hay más casos. Todos tenemos una llave mágica, si no permitimos que se normalicen los ataques y si somos valientes que explicamos y defendemos lo que no debe ser. ¿A ti te gusta sufrir? A ell@s, tampoco.
Si te ha gustado este artículo y quieres saber más sobre altas capacidades, no te pierdas la entrevista a la autora, María Sánchez Dauder, y su genial artículo sobre Mitos sobre las altas capacidades y el rendimiento escolar.
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Artículo interesante para poder reflexionar
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Buenas noches. He leído el artículo y aunque estoy de acuerdo con alguna de las características de las altas capacidades intelectuales, con otras tengo algunas discrepancias. Me gustaría explicar mi caso. Soy ingeniera, tengo un CI mayor a 130, tengo 4 ingenierías, toco el piano, dibujo, me gusta hacer ilustraciones, retratos…y aunque soy española parezco alemana o rusa. Por cierto, hablo alemán (gracias a mi guapo marido alemán). Me gustan las matemáticas, la física, la programación, la robótica, la electrónica y me gusta estudiar, entre otras cosas porque resulta muy fácil. Tengo un punto débil q es mi sensibilidad emocional (no soporto q maltraten a los animales), pero al contrario q el artículo no presento hipersensibilidad sensorial, es decir, no me molestan los ruidos ni soy una quejica ni lo he sido nunca y en mi casa siempre me he portado bien. He sido siempre una niña y adolescente con un comportamiento ejemplar.
Me gustaría ser sincera y espero q no se me tache de pedante, aunque supongo q esto último dependerá del CI del lector.
Siempre he sido diferente de la media. Con 7 meses de edad hablaba perfectamente, aprendí a leer muy pronto y en el colegio me aburría. Todo era demasiado fácil, sin embargo era consciente de q para salir de ese entorno estúpido rodeada de niños idiotas (todo es relativo y para mi lo eran) la solución era aprobar las asignaturas. Y por qué no decirlo, con lo fácil q me resultaba y la satisfacción q obtenía al aventajar a mis acosadoras en calificaciones, ¿cómo no iba a hacerlo? Esa era mi venganza.
Tendría 5 años cuando me di cuenta q los demás eran idiotas. Nadie ni siquiera mis padres, a los q quería mucho, podía responder a mis preguntas, tales como: ¿Existimos o es una ilusión?,¿Percibimos los colores de la misma manera o difieren las tonalidades percibidas de una persona a otra? ¿Cómo funcionaba el cuerpo? ¿Es inevitable la muerte?… Me gustaba filosofar con 5 años hasta q me di cuenta de q así no se podía llegar a ningún resultado útil… y dejé de preguntar. Empecé a guardarme mis preguntas.
Me gustaba leer mucho, sobre todo la historia de formación del universo y de la Tierra, los animales prehistóricos, las glaciaciones…
Pero sí, sufrí acoso. Me llamaban gorda. Me sobrarían 5 kg, pero aquellas niñas con nariz de buitre, dientes de conejo, caras granudas y piernas torcidas se permitían el lujo de insultarme todos los días. No importaba mi cara bonita, mi pelo rubio, mi piel rosada y sin imperfecciones, mis ojos azules, mi cuerpo bien proporcionado … Lo q importaba y era un crimen social abominable eran mis 5 kg de más. Así q llamarme gorda, come mier**, o amenazarme con matar a mis gatos era lo habitual, tanto como tirarme piedras, ridiculizar cualquier comentario, vestimenta, hábito, afición q tuviera o perseguirme y acorralarme en donde pudieran. Todavía me acuerdo cómo con 6 años me insultaron por primera vez.
Supongo q no ayudaba mucho q no me quisiera relacionar con mis acosadoras, entre otros motivos porque para mi eran como subnormales, además del profundo odio q sentía y siento hacia ellas todavía. Siento ser tan sincera. Yo hacía caso a mis padres y nunca les respodí a sus insultos. Mi reacción era la indiferencia. A pesar de los esfuerzos de las profesoras de obligarme a jugar con mis acosadoras, nunca lo hice. No voy a consentir ni consiento las injusticias. Así q para huevos los míos. No me dió la gana de relacionarme con mis acosadores ni nunca pretendí ni pretendo encajar para q los Untermenschen me acepten. Repito, todo es relativo. Lo q para mi es un Untermensch, para otros es lo normal, pero yo en aquella época era una niña y esa era mi apreciación.
El acoso al q estaba sometida dejaba huella en mi. Mojaba la cama de manera inconsciente. Me sentía muy avergonzada por ello. Y dejé de mojarla cuando con 14 años mi madre me puso a dieta. Milagrosamente al día siguente vi q la cama estaba seca. ¡No me lo podía creer! Es increible cómo el subconsciente te boicotea aunque seas inteligente. La cuestión es q cuando tu entorno te ridiculiza, te averguenzas de ti misma. Yo odiaba aquellos 5 kg de más. Creía q mi presencia era molesta, al mismo tiempo yo me veía bonita y eso no me encajaba. Estos pensamientos contradictorios hoy en día persisten en mi mente. En la universidad no sufrí acoso, ni en el instituto, pero si en la playa… hasta q dejamos de veranear, sobre los 22 años…
Conseguí un buen trabajo, con toda mi preparación, pero vino la burbuja inmobiliaria y la única casa q pude comprarme fue una barata, muy bonita, pero rodeada de trabajadores poco cualificados, por decirlo de alguna manera, donde una ingeniera no encaja. Así q vuelta a lo mismo y ahora la excusa ya no son los kg, sino mis gatos. Ahora vivo en Los Alcázares y aquí me matan cualquier gato q tenga. Si adopto, como media me duran 1 año. Me echan veneno en mi jardín, o los apalean en la calle si el pobre gato ha saltado mi valla. Aquí hay gente q me difama llamándome put* y borracha, cuando en mi vida he probado el alcohol. Además tenemos hasta amenazas de muerte. Es penoso y escribo esto cuando hoy no veo a mi gatita Susi. Me temo lo peor porque una vez más he oído a mis encantadores vecinos decir: “¡Un gatooooooo! ¡Mátaloooooooo!” Ese suele ser el preludio de la muerte de mis gatos: Willy, Pocholo, Nena, Teddy, Batman, Félix, Willy Jr., Chachicha, Valquiria… en 8 años q llevo viviendo en este dúplex con jardín, me han matado 9 gatos, 5 un vecino y 4 entre varios amigos suyos…
Así q no tengo paz. El sueldo elevado se me va en abogados y detectives… y si estoy consiguiendo resultados pero el ser diferente en un entorno poco intelectual me hace llorar, pero… ser inteligente es mi arna y mi ventaja. Así q después de desahogarme aquí, supongo q me podré un rato a estudiar la siguiente lección de ruso o quizá me ponga a estudiar un poco de física cuántica, para prepararme para los próximos exámenes de la UNED del grado de Física y de la EOI. Sobre todo porque me ayudan a evadirme.
Un saludo entre lágrimas.
Artículo interesante para poder reflexionar. Muchas gracias
Hola estimada María Sánchez Dauder mi respeto a usted por poner atencion y empeño en describir y comprender a este grupo de niños y niñas con altas capacidades soy docente parvularia y he descubierto niños con estas descripciones de capacidades altas por favor ayudeme con algunos test para detectar con certeza estos casos gracias por ayudarme
Genial artículo. Gracias!!
Muy bueno lo de la sensibilidad sensorial! No lo conocía. En mi caso, mi hijo A.C.I es aceptado por sus parespero discriminado por la conducción escolar. Con lo cual la decisión de cambiarlo es aún más dificultosa, pues el está a gusto. Cuando le he sugerido cambiar, abiertamente me dice que no lo desea. La conducci’ón dice hiperactiivdad, ponele un APND (maestra integradora con certificado de discapacidad) pues se aburre y no copia nada de lndicado. Ahora intentan sindicarlo como violento (cuando en ninguna de sus actividades extra curriculares muestra rasgos violentos). Un desastre!!
Vaya, una historia muy triste, quiero decir, desconocía estos casos concretos de hipersensibilidad. Pero como con todo lo diferente lo único que se debe de hacer es normalizarlo dentro del aula, pidiendo comprensión y respeto, aunque con niños siempre es más difícil…