Usted afirma que es necesario cambiar el modelo educativo actual. ¿Por qué?
Es evidente: porque no funciona. Porque si funcionara no estaríamos hablando de la cantidad de problemas que existen, con los jóvenes por un lado, a nivel de desempleo juvenil y descontento hacia el proceso educativo, y con los adultos por el otro, que se dan cuenta de que todo el tiempo y esfuerzo que dedicaron a estudiar luego tiene poco provecho en el mundo real.

¿Y el problema está en el sistema educativo?
Hay que cambiar el modelo porque está totalmente desfasado respecto a lo que se necesita para vivir. Lo que enseña el colegio no tiene nada que ver con las cosas que realmente hacen falta para desempeñarse en la vida. Y la forma en la que se enseña también es una forma que no tiene nada que ver con el método natural de aprendizaje.

¿Hay que elaborar entonces un nuevo modelo?
Creo que es hora de dar las gracias al sistema y pensar en que hay que rediseñar el modelo educativo o empezar de cero, no sé cuál es la alternativa correcta. Pero hay que tener un sistema educativo acorde con lo que estamos pidiendo a los ciudadanos.

¿Cuál es su apuesta para el futuro de la educación?
No tengo ninguna duda de que el sistema ya está cambiando. Venimos de una historia de muchos siglos de jerarquía y de poca valentía a la hora de denunciar y de reclamar. Hemos sido civilizaciones muy sometidas, muy jerárquicas, donde la mayoría tenía un destino y nacía donde nacía y tenía que aguantar lo que le tocaba vivir. Eso está cambiando. De hecho, cada vez hay más gente que tiene expectativas respecto a su vida y no está dispuesto a ser uno más o a desempeñar un trabajo que no le guste o vivir una vida que no es la que espera. La educación es de los sectores que más se ha resistido a los cambios. El proceso educativo que fue diseñado hace siglos no ha variado mucho. Ha sido de los sectores más reacios.

¿Y cree que estos cambios llegarán a buen puerto?
Es un proceso que va a llevar tiempo y que va a necesitar mucha valentía y mucha decisión, pero es algo inevitable porque la brecha es cada vez mayor. Cada vez se parece menos lo que estudias y respondes en un examen con las competencias que necesitas en la vida.

¿Dónde cree que puede estar la clave para llevar a cabo los cambio adecuados?
Creo que hay un elemento, la tecnología, que puede ser la clave que nos ayude a dar el salto. No porque para aprender haga falta tecnología, sino porque la tecnología nos puede permitir cosas que hasta ahora, por medios presenciales físicos, no podemos hacer.

¿Puede desarrollar esa idea?
Hoy en día la tecnología inunda toda la vida y hay montones de cosas que no podríamos hacer si no fuera por la tecnología, desde viajar hasta comunicarnos y alimentarnos. Todo está marcado por la tecnología. Y la educación tendrá que dar el mismo paso. No es posible que tú para aprender tengas que ir a un sitio y ese sitio tenga que ser el de al lado de casa, con la gente y los profesores de al lado de casa. Ese mundo yo creo que ya no es posible. Y mi apuesta es que eso se va a modificar.

Entonces, ¿qué papel deben jugar las TIC en este nuevo modelo? ¿Cree que deben ser las protagonistas?
Yo diría que son protagonistas invisibles. La tecnología forma parte de nuestras vidas y sin ella no podríamos hacer nada. La única decisión inteligente es ver de qué forma te sirve. Nunca es la tecnología la que gobierna. Somos nosotros los que decidimos qué hacer con ella. La clave es definir bien de qué forma la tecnología nos ayuda a modificar la manera en que tenemos diseñado el sistema educativo. Porque nos permite cosas que hasta ahora no podíamos hacer. Y eso no significa que todo tenga que estar teñido de tecnología, sino que nos hagamos esa pregunta.

¿Qué pregunta?
La tecnología es la quinta pregunta que uno se hace. Antes tiene que preguntarse qué es importante aprender, por qué es importante aprenderlo, cuál es la mejor manera de aprender eso y cómo vamos a diseñar ese proceso. Y en esa serie de cuestiones uno se pregunta cómo la tecnología me ayuda. Lo que tengo claro es que sin tecnología no vamos a poder hacerlo.

¿Una mayor presencia de tecnología en las aulas será sinónimo de innovación?
No, tecnología e innovación no necesariamente son sinónimos. Innovas cuando haces algo distinto. Cuando cambias algo que no te funciona. Y a veces se hace con la tecnología y a veces no. Y a veces la tecnología ya está ahí, y lo que hay que ver son las nuevas maneras de utilizarla.

Respecto a este cambio de modelo, ¿deben ser las instituciones o los centros quienes lo empiecen? ¿Es necesario que los centros tengan mayor independencia para poder desarrollar este cambio?
Este es un tema de confianza, de si confiamos o no en los ciudadanos. Cuanto más reglado y menos margen tienes para poder moverte, expresarte y proponer, es mucho más complicado. Hace unos años el ciudadano podía estar más acostumbrado a ser obediente, pero hoy en día cada vez hay menos margen para eso.

¿Y cómo puede traducirse eso en estas transformaciones?
Creo que hay que tomar una decisión, en este caso a nivel de país, y luego entregar a cada uno de los actores la confianza, las herramientas y los recursos para que lo puedan desarrollar. No tiene por qué haber un único modelo. Lo que sí necesitamos es tener un consenso respecto a cuáles son las condiciones mínimas que cualquier habitante de este entorno necesita manejar. Y luego mientras tú cumplas con eso que hemos asumido que son las características razonables que necesitamos de un ciudadano, que debería estar en revisión permanente, hay que entregar autonomía y libertad.

¿Están los centros preparados para ese reto?
El problema es que los centros y los profesores todavía no tienen muy claro qué hacer con esa autonomía porque siempre han hecho las cosas de una manera. Saben que esa manera no funciona, pero tampoco saben hacerlo de forma distinta. Y eso les genera temor e incertidumbre.
Pero esto tiene solución, porque se puede enseñar a los profesores y centros a rediseñar todo eso. Pero no es sólo una cuestión de entregarles la libertad porque aunque no quieras, la inercia te va a llevar a seguir haciendo lo que siempre has hecho porque es lo único que sabes.

¿Están los equipos docentes preparados para este cambio?
La verdad es que nadie está preparado para los cambios, que son impredecibles. Si no, no serían cambios, y todo el mundo estaría ya preparado para todo.
Si nos fijamos en el proceso de formación de los profesores, los propios alumnos que egresan de magisterio dicen que ellos siguen siendo formados de la manera tradicional, con un profesor que les cuenta cosas. Y claro, finalmente van al aula y replican lo que han visto siempre, en el colegio y en la facultad.

¿Y qué hay en este momento que no había hasta ahora para impulsar esta transformación?
Lo que sí que veo es una predisposición distinta a la que veía hace un tiempo. Llevo dando charlas relacionadas con esto unos cuantos años y en lo que antes generaba polémica porque la mayor parte de los profesores se sentían amenazados hoy veo un nivel de aceptación que antes no veía. Lo que falta es alguien que les apoye y acompañe en el proceso.
Se está generando un caldo de cultivo de gente que quiere hacer cambios pero no sabe cuáles ni cómo hacerlos. Es parte de la incertidumbre y es parte de la diversión del proceso.

Entonces, ¿cuál debe ser el rol del profesor? ¿Tienen que cambiar los profesores su forma de enseñar?
Está claro que ya no tiene sentido que los profesores sepan muchas cosas, porque eso no te conduce a nada en esta sociedad. Lo que necesitas saber, lo saben las máquinas y lo van a saber mejor que tú. Todo el desafío que está llegando de la automatización, de la inteligencia artificial, de la sustitución de las personas por la tecnología, nos llevan por el camino de no dedicar tiempo a acumular información, sino a desarrollar habilidades y competencias que las máquinas no pueden adquirir.
Entonces saber mucho de una materia ya no tiene sentido. Nunca lo tuvo demasiado, pero ahora menos. Lo que sí que está claro es que cuando definamos qué competencias debe tener un ciudadano (si es que algún día lo hacemos), los docentes deberían ser las personas que acompañen en ese proceso de desarrollo de competencias.

Ha apuntado a un compromiso como país por la educación. ¿Debe haber más actores implicados en la educación además de los profesores?
En esta tarea no podemos dejar solos a los profesores. La educación es uno de los pilares de la sociedad, todo el mundo tiene que participar en este proceso. Evidentemente hay un colectivo que lleva el peso del día a día, pero toda la sociedad debería estar involucrada en el proceso educativo, personas de todas las profesiones.

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Tiching

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Comentarios(3)

  • El sistema educativo actual, ciertamente, merece muchos cambios. Completamente de acuerdo con Javier Martínez Aldanondo: hay que perseguir una educación mejor. Saludos a todos

  • Augusto Najarro Rojas

    Estoy de acuerdo con la opinión del entrevistado; sin embargo, hay muchos aspectos que se deben de enfocar para empezar con el cambio, una de ellas, es que los gobiernos no invierten lo suficientemente en educación, el sistema de formación de los docentes no cambia, falta de capacitación de los docentes, la imposición del sistema educativo, es decir, funciona de arriba hacia abajo, que debe ser de abajo hacia arriba, según las necesidades de la realidad educativa de los estudiantes y los padres. Existen muchísimos docentes analfabetos en el uso de las tecnologías, entre otros. En suma el cambio empezará cuando el docente cambie de mentalidad y esté preparado para utilizar las estrategias adecuadas en el aprendizaje de los estudiantes y la ayuda de toda la sociedad en su conjunto de acuerdo qué competencias se quiere lograr en los estudiantes con el desarrollo del pensamiento complejo. Muchas gracias.

  • Juan Manuel Juárez Montoya

    Gracias por compartir este excelente artículo. Coincido en que la tecnología es solo una herramienta muy valiosa para utilizarla en la enseñanza. Pero difiero de que los profesores sepan muchas cosas sobre su materia ya que se encierran en un currículo inflexible lleno de ataduras pero muy confortable para encerrarse en lo que al maestro le conviene y allí es en donde se presenta el primer gran problema porque el maestro se especializa solo en los temas que le atraen y le funcionan según su criterio pero se vuelve incapaz por confort de resolverle otro tipo de problemas a sus alumnos escudándose en que no es su función sin reconocer que el alumno necesita que se le resuelvan sus dudas en el momento oportuno y no solo cuando este frente al especialista en el tema. Este punto requiere un enfoque interdisciplinar y transdiciplinario que no tienen que ver con lo transversal ni lo multidisciplinario. Efectivamente el maestro y los actores educativos no tienen una idea de como empezar, pero tampoco escuchan y actúan, porque se puede iniciar con situaciones problema en las que no creen, se puede empezar integrándose unos a otros para resolver críticamente esas situaciones metiendo temas educativos que le ayuden al alumno como herramientas de trabajo en la solución pero en donde todos los maestros sean capaces de manejar esa misma situación problema con una amplia capacidad para resolverle las dudas al alumno de cualquier tipo sin discriminar o abusar de alguna disciplina curricular. Comenzar por algo es necesario pero des afortunadamente al maestro no le cabe en la cabeza que en en el nivel básico esa es una forma tradicional y que ocupan muy poco paradójicamente. Saludos cordiales.

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