Hace unas semanas se me ocurrió que podía utilizar Instagram para trabajar la lectura obligatoria del segundo trimestre. Reconozco que me incomoda usar los conceptos lectura y obligatoria en una misma frase, y es razonable que, de entrada, dichos términos generen el rechazo más absoluto entre los jóvenes. Leer por imposición es arriesgado porque sugiere un dilema: ¿se logra conseguir el hábito por autoridad o por recomendación?
Habitualmente, la tradición educativa ha acudido al formato de examen para evaluar el grado de comprensión lectora de un libro. Me declaro culpable en este aspecto, ya que en algún momento también he utilizado dicha metodología. Reflexionando largo y tendido sobre este asunto, hace tiempo que llegué a una conclusión evidente: un examen no me permite corroborar a ciencia cierta si se han leído o no una novela.
Rectificar es de sabios, dicen, y por eso acepto que me equivoqué porque, lejos de fomentar el placer por la lectura, generé lo contrario. La lectura debe despertar inquietudes; no generar rechazos. Por todo esto, últimamente, procuro lanzar propuestas alternativas para la evaluación de la lectura obligatoria del trimestre. Mi intención es que vivan la lectura como lo que de verdad debería ser: una experiencia vital.
Con todo, me planté en la clase y les propuse que convirtieran al protagonista de la novela en un influencer. Con una cuenta ficticia de Instagram creada para dicho ejercicio, editarían el perfil como si fueran el personaje principal y contarían el día a día de la trama de la historia. Les pedí que la cuenta fuera privada y aproveché para hablarles de lo importante que es salvaguardar la privacidad en las redes.
En cuanto a la realización del ejercicio, en los posts debería percibirse el argumento de la novela y la evolución del personaje. También deberían incluir otros personajes de la trama y ubicar los lugares en los que sucede la historia. En total, la cuenta debería contener unas veinte publicaciones más o menos. Incluso les dije que si querían podían crear historias con encuestas u otros anuncios dirigidos a los supuestos seguidores.
De manera cronológica y situando el número de página, tendrían que utilizar fragmentos de la novela para acompañar la fotografía de la publicación. Les ofrecí la opción de utilizar algún hashtag para darle más credibilidad al asunto.
Como se trataba de vivir la experiencia de la lectura de un modo distinto, les sugerí que fueran publicando a medida que leían los capítulos. De este modo, el tono sería más espontáneo porque irían conociendo los hechos a la vez que el protagonista principal.
Para evitar posibles conflictos, les dije que también podían realizar la actividad a partir de plantillas de la red social. De modo que si alguien prefería no crearse una cuenta de Instagram, estaba en su derecho. El proceso de lectura y el resultado del trabajo serían igual de efectivos.
Fijé los siguientes criterios de evaluación:
- Contenido: Demuestra que has entendido la novela y, en un mínimo de quince posts y en un máximo de veinte, expresa las distintas partes del argumento y la evolución del personaje principal. Todas las imágenes deben ir acompañadas de un texto. (5 puntos)
- Expresión: Debes tener en cuenta que se trata de un trabajo académico, por lo que los textos escritos deben ser adecuados a este ámbito. Puedes utilizar fragmentos reales de la novela para acompañar la imagen de la publicación (con la numeración de la página en la que aparece) o escribir reflexiones que, en su lugar, haría el protagonista de la novela. (3 puntos)
- Presentación: Crea una cuenta privada y edita el perfil como si fueras el protagonista del libro. Debe contener un mínimo de quince publicaciones y un máximo de veinte. (1 punto)
- Creatividad: Cuanto más original sea el producto, mejor. No te cortes lo más mínimo a la hora de publicar y aporta todo lo que puedas y quieras a tu cuenta: stories, comentarios, hashtags, encuestas… (1 punto)
- Ortografía: Evita la presencia de faltas y errores de escritura. (-0,1 por falta de ortografía)
En definitiva, me sorprendió la buena acogida que tuvo la actividad en clase. No falló nadie en la presentación del trabajo e, incluso, hubo quien me dijo que había disfrutado más que nunca leyendo un libro. Y, claro, me puse más feliz que unas castañuelas.
Hola, Cristian? En qué curso lo hicieron? Porque instagram creo que solo se puede hacer si eres mayor de 16 años… yo soy profesora de 2ESO y luego no querría tener algun problema con la escuela o las familias… Muchas gracias.
Qué libro has elegido?? Y para qué cursos?? En mi centro nos ponen muchas pegas cuando utilizamos las redes sociales con menores…
Muy buena la experiencia!
Me encantó leer la experiencia. Ahora bien, me agradaría realizar algo parecido en mi labor como docente de Filosofìa en un Liceo de Montevideo, Uruguay… Acepto sugerencias al respecto. Gracias!!!