Desde hace ya algún tiempo, mi eterna preocupación como docente es mantenerme próximo a los alumnos. No es fácil conseguirlo a veces y soy consciente de que en más de una ocasión debo de haber fracasado en el intento. En esos casos, lejos de rozar el bloqueo, he intentado ir todavía más allá para conocerlos mejor y procurar entenderlos.
La adolescencia de siempre con referentes distintos
La adolescencia es una etapa de efervescencia constante. Los jóvenes de hoy en día sufren las mismas dolencias de siempre; sucumben ante las pasiones de toda la vida; aman y odian hasta las últimas consecuencias, como ha sucedido a lo largo de los tiempos. En definitiva, viven una vida al borde del abismo en una sociedad que los observa por encima del hombro. Siempre ha sucedido así. No debe de ser fácil. Jamás me lo pareció en su momento, de hecho… La sensación de incomprensión en los jóvenes es un mantra que puede ocasionar desmotivación y desapego con todo aquello que les proponga el adulto.
Sin embargo, aunque el modo de afrontar la pubertad no sea distinto, sus intereses cambian cada año y evolucionan también sus referentes culturales. Lo que antes les emocionaba, de repente se vuelve caduco, desfasado, viejo y vergonzante. Un ejemplo de esta constante transformación lo he encontrado en los últimos meses con Queen. Mientras que hace un año utilizar en mis clases canciones de la banda británica provocaba la incomodidad generalizada de toda la clase, ahora las cantan emocionados y a viva voz. El estreno de la película Bohemian Rapsody ha supuesto un verdadero revulsivo. ¿Qué es lo que ha cambiado? Ahora Freddy Mercury es un referente. Para mí ya lo era, pero lo importante es que ahora lo sea también para ellos.
Acercar la materia
Siguiendo con esta línea, mi voluntad educativa se basa en entrelazar el marco teórico de la materia de Lengua y Literatura con un entorno real de los alumnos. No se trata de banalizar la institución educativa, sino de acercarla y, con ello, transmitir los contenidos de una forma más significativa. No voy a engañar: el camino requiere esfuerzo, pero las recompensas conducen a una meta casi segura y, sobre todo, sorprendente.
La figura del docente
Asumo, por tanto, que el papel del docente es el de ofrecerse como un guía que primero debe observar para luego aportar conocimientos. Supone un esfuerzo añadido porque requiere captar la esencia básica de aspectos actuales de interés para convertirlos en materia de aprendizaje. Es importante remarcar que en este proceso la actitud del adulto debe ser en positivo. El secreto está en no juzgar los gustos juveniles, sino integrarlos en el proceso educativo evitando los juicios de valor.
Se trata, pues, en mi caso, de acercar la lengua y la literatura a la realidad de los jóvenes. La diferencia recae en el punto de partida con la voluntad de trasladar los contenidos teóricos a una aplicación significativa del día a día.
Experiencias de éxito
En cuanto a algunas experiencias de éxito que he llevado a cabo en el aula con esta misma tesis, podría destacar las siguientes:
- La incorporación de series de Netflix para trabajar algunos aspectos de la asignatura.
- El uso de referentes musicales actuales para el análisis de figuras literarias.
- El ejercicio comparado de literatura a partir del álbum de Rosalía.
- La canción ‘Malamente’ para trabajar los adverbios de modo.
- El género de la literatura distópica con el videojuego Fortnite.
- El lenguaje literario de las pancartas de las manifestaciones masivas del 8M
- El uso habitual de gifs en mi día a día en las clases.
- Las estructuras sintácticas en los títulos de los vídeos más virales de algunos youtubers…
Conclusión
Alguien me dijo que esta metodología no supone el descubrimiento del fuego. Y estoy de acuerdo: de lo que se trata no es de encender el fuego, sino de mantenerlo vivo para que no se extinga. Muchos conceptos se perderán, pero perdurarán las emociones.
Gran artículo. Lo pondremos pronto en acción.
Debo felicitar a Cristian por su acertada argumentación y la selección de enlaces con que busca se reconstruya la experiencia. Me lleva a repensar cómo incorporar otra gran cantidad de componentes.
Ojalá mi hijo hubiera tenido un profesor así, en vez del típico que criticaba todos sus actos por ser hiperactivo.
Por suerte, conseguimos desde casa que hoy sea un buen chico… pero nada puedo agradecer a sus profesores que, ni siquiera tuvieron interés en conocer la TDHI.
Concuerdo mucho con Ud. Son los mismos jóvenes con las mismas inquietudes y preocupaciones pero con una gran falta de motivación hacia el aprendizaje formal, es decir, la escuela, no quieren aprender. De ahí viene el trabajo del docente de cambiar su metodología y motivar al estudiante a tener una actitud positiva frente al aprendizaje, sin lugar a dudas, es una ardua tarea.
A seguir avanzando