Enseñar a pensar: filosofía en las aulas

¿La asignatura de filosofía debe limitarse a enseñar las diferentes corrientes de pensamiento que han tenido lugar a lo largo de la Historia? ¿O debe más bien centrarse en la formación del pensamiento lógico y la reflexión crítica de los estudiantes? Quizá debemos replantearnos el papel de esta asignatura en el currículo escolar para darle, por fin, el valor que se merece.

Filosofia | Tiching

Los niños, de manera natural, se pasan los primeros años de vida preguntándose por el porqué de las cosas. Es algo innato el querer conocer cómo funciona el mundo que les rodea, la curiosidad por saber hasta el último detalle. Si lo pensamos bien, esta postura no está tan lejos de la de los filósofos, tanto antiguos como contemporáneos, que basan sus reflexiones en la búsqueda de respuestas a determinadas preguntas. Sólo hay que saber aprovecharla.

La filosofía en las aulas puede convertirse en algo más que estudiar una larga lista de pensadores y sus diferentes teorías. Puede ser el espacio en el que los niños formen debates y se planteen dudas y conflictos que deban resolver tras una reflexión individual y, posteriormente, conjunta. O, mejor aún, llegar a ser una materia transversal que se utilice en las diferentes asignaturas.

Las virtudes de este tipo de actividades son innegables: permiten desarrollar la capacidad de criticar, de dialogar, de llegar a consensos. Cuestionar siempre lo que se da por hecho favorece el pensamiento crítico y es el camino para llegar a otras formas de ver el mundo. Es una forma diferente de fomentar la creatividad, que el niño utiliza para idear nuevas maneras de entender la realidad y de encontrar soluciones a los conflictos morales y éticos.

La filosofía no sólo se aprende, se practica

Para conseguir desarrollar todas estas ventajas recién enumeradas, deberemos dejar de lado en ocasiones la filosofía académica y centrarnos en el propio procedimiento del filosofar. La clave está en cambiar la metodología, haciendo hincapié en los procesos en sí mismos para que los estudiantes aprendan qué es la filosofía mediante la práctica.

Las diferentes formas de filosofar con los más pequeños deben variar según su edad y sus intereses, por lo que es conveniente adaptarlo al grupo con el que se trabaje. A continuación, te damos unas cuantas ideas, por si no sabes bien por dónde empezar esta aventura:

  • Una buena forma de comenzar, sobre todo con los niños de menor edad, es  mediante obras de arte, como ya hicieron en esta clase. Se trata de, a partir de determinados cuadros e imágenes, reflexionar sobre lo que vemos y sobre lo que eso nos transmite. Un efectivo método para que los niños y niñas desarrollen su imaginación y aprendan a describir sus ideas y pensamientos.
  • Otra interesante técnica, es proponer un listado de conceptos abstractos o conflictos éticos (la familia, la justicia, el dinero…) como inspiración para una pequeña redacción individual. En esta página, los llaman minipensamientos, y además de ellos podrás encontrar otros recursos, como imágenes para debatir, que te serán muy útiles en tus clases de filosofía.
  • Si además se pretende fomentar el debate y la participación en grupo, en lugar de redacciones individuales puede ser muy productivo plantear la elaboración de murales conjuntos sobre esos temas. La complejidad de los diferentes asuntos requerirá una reflexión grupal previa y la llegada a un consenso para elaborar un trabajo que refleje las opiniones de todos los componentes.
  • El método más clásico, pero no por ello menos eficaz, es la creación de debates en clase. Para dar pie a las opiniones, podemos leer un relato en el que se plantee algún tipo de conflicto, o lanzar diversas preguntas al aire. Con esta práctica, además de enseñar a filosofar, se enseña el respeto al compañero, a conversar escuchando a los demás, y a llegar a decisiones conjuntas alcanzando un punto medio. Es conveniente responsabilizar a los estudiantes del buen funcionamiento del debate, mediante papeles rotatorios como un secretario que vaya escribiendo todas las ideas surgidas que se leerán al final a modo de conclusión, o una persona que vaya anotando los turnos de palabra para facilitar que todos escuchen a todos.

Además, otra original inspiración puede ser esta clase de filosofía impartida por la maestra Nuria Santiago Rodríguez. Otras experiencias de introducir la filosofía en las aulas las encontramos en este vídeo, que recoge la opinión de algunas alumnas tras la experiencia; o en el capítulo ‘Filosofía con niños’ del programa televisivo Padres modernos.

¿Te parece interesante esta forma de entender la filosofía en las aulas? ¿Cómo la aplicas tú? ¡Compártelo con todos nosotros!

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Comentarios(10)

  • Francisco Díaz Jiménez

    Con atentos saludos, le adjunto el enlace de un canal interesante de vídeos sobre Filosofía de 1º de bachillerato y 2º de bachillerato, de gran calidad, ordenados en unidades didácticas:
    https://www.youtube.com/c/FranciscoD%C3%ADazFilosof%C3%ADaXXI/videos

  • Marcelo Arpasi Puma

    El artículo es de lo más pertinente, porque una de las tareas de la educación es enseñar a que los alumnos aprendan a pensar desde sí y por sí mismos en el contexto en el que les toca vivir, tal vez a veces es necesario un pensamiento divergente

  • Muy buenas ideas. Lo pondré en práctica.

  • Vamos a ponerlo en practica, utilizando libros-album.

  • Gracias!!;me aclaraste varias dudas.
    Muchas veces se torna difícil encontrar estrategias creativas para despertar y fortalecer en los niños y adolescentes el ejercicio de pensar y expresarse con argumentos propios.
    Está es mi mayor preocupación .:llegar a ser el mejor puente entre ellos y el conocimiento. gracias

  • Marco Antonio guardia

    Interesante innovador y necesario en la educación de hoy, el aula debe ser un espacio de indagación permanente y reflexión personal y conjunta.

  • Hola, me presento: mi nombre es Rigoberto Hernández, soy docente en formación de licenciatura en filosofía. Me parece supremamente interesante, ya que se debe criticar la noción según la cual la filosofía es sólo para adultos o especialistas, sino más bien reconocer que es una dimensión de lo humano y en este sentido es propio a todo el género. Me encuentro interesado en saber cómo se puede enseñar filosofía a través de la acción de creación artística y lo que esta implica; (manipulación de objetos concretos tangibles) por eso agradecería si tiene conocen o experiencias y actividades como la del MURAL que implique la manipulación de objetos concretos. Gracias por su atención

  • La filosofía paso de ser “amor a la sabiduría” a ser la búsqueda de la sabiduría y luego a ser la aspiración de la sabiduría total, sobre todas las cosas. Tuvo un tiempo que filosofar era filosofía de lo divino y posteriormente ha venido a ser necesario la filosofía acerca de la multiplicidad de versiones. Será la búsqueda de la verdad o la verdad de la búsqueda: filosofemos el asunto…

  • mariadejcarmen

    la filosofia es necesaria para que los niños vivan en una sociedad con buenos y solidos principios.

  • Ana Victoria Parra

    Creo que el artículo tiene una idea de base muy buena pero es demagógico. Para empezar, ¿de qué edades estamos hablando? ¿a qué edades se inserta la Filosofía en el currículo escolar? Porque, hasta donde yo sé, el primer contacto con la filosofía pura no llegaba hasta el bachillerato.

    En segundo lugar, ¿en serio alguien está proponiendo dejar de lado la filosofía en pos de otra asignatura? ¿En serio alguien está menospreciando una asignatura base de las Humanidades, imprescindible para entender la literatura y la historia e, inclusive, la religión? (No olvidemos que los teólogos cristianos utilizaban conceptos neoplatónicos en la Edad Media).
    Lo que estáis proponiendo no es filosofía, y es una asignatura muy bonita. Yo la llamaría tal cual, “pensamiento crítico”, pero por favor, no os echéis tierra encima queriendo eliminar la Filosofía de verdad insinuando que no es importante, porque es lo más iletrado que he oído nunca, y me duelen los ojos de ver que tal proposición, ante la cual me llevo las manos a la cabeza, proviene de una institución “educativa”.

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