El tema que desarrollaré a continuación, remite a una de las áreas de enseñanza en el sistema de educación primaria de la República Argentina. El nivel primario se divide en seis o siete grados dependiendo de la jurisdicción. En esta área se abordan contenidos referidos a Historia y Geografía tomando también aportes de otras áreas del conocimiento.
Los contenidos que se enseñan están enmarcados dentro del Diseño Curricular, quien provee además estrategias de enseñanza, secuencias didácticas posibles de llevar a la práctica, modos de evaluar, entre otros aspectos. Cabe destacar que este documento no prescribe formas de actuar, sino que orienta y acompaña, ofreciendo un marco de referencia. Es nuestra responsabilidad como docentes ver de qué manera incorporar estos aportes.
Por otra parte recibimos capacitaciones, hacemos cursos, Postítulos, Especializaciones; tenemos acceso a documentos en la red (ver como ejemplo documento 1 y documento 4, documentos correspondientes a la Dirección de Currícula del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires)… Todos ellos tienen una orientación claramente constructivista, al igual que nuestra formación docente.
¿Qué sucede al llegar a las aulas?
La formación recibida queda “puertas afuera”. Se percibe un sabor a “tradición escolar” que invade cada espacio, cada interacción, cada momento… Un modo de encuentro con el saber que no entiende de teorías, sino de prácticas y de trabajar intuitivamente.
Es así como se va gestando un marco de trabajo tradicional, en donde las Ciencias Sociales pasan a ser meramente descriptivas, en donde el objetivo primordial es comprender un texto y responder a las preguntas; un contexto en el cual la evaluación es la repetición memorística de lo estudiado.
De este modo las Ciencias Sociales no son cuestionadas, pensadas, articuladas con la realidad social. Se convierten en datos, en fechas, en nombres a memorizar.
Por otro lado este enfoque descriptivo, en primer ciclo (1º, 2º y 3er grado) implica que, por ejemplo, los niños recorran el barrio y se limiten a describir lo que observan. De esta forma se produce un vaciamiento de los contenidos, dado que si no media un trabajo de reflexión, de preguntarse acerca de lo observado, no hay un contenido real a enseñar.
Es difícil que de esta manera logremos motivar a los niños
Por suerte hay un enfoque mucho más interesante, que consiste en trabajar de un modo constructivista. Esto implica hacerlos partícipes y constructores del saber, que se pregunten porqué la sociedad funciona de la manera en que lo hace, porqué hay tanta desigualdad en el mundo, cómo se pueden cambiar las cosas (por supuesto el maestro será el que haga la transposición didáctica para determinar cuál es el marco de acción posible de los niños).
Un docente comprometido con este modo de trabajo es un profesional que ofrece a los niños distintas fuentes de información (testimonios orales, entrevistas, documentos de la época, relatos históricos), que aborda contenidos procedimentales (enseña a leer mapas, referencias, gráficos de barras, etc.) que llevan a los alumnos a estar en contacto mismo con el entorno que están analizando, que les plantea muchas preguntas (cuya respuesta no está en los libros) y que secuencia los contenidos para mantener una coherencia de principio a fin.
Como profesional de la educación, sostengo que es inviable que la formación recibida se quede en los profesorados y no trascienda a las escuelas. Más allá de las múltiples razones que puedan interferir en este modo de entender las Ciencias Sociales, no hay motivo para no intentarlo y sobre todo para lograr que los niños sean seres críticos, pensantes y transformadores de la realidad.
Felicitaciones a los integrantes y autores de esta página, soy una maestra que hasta que no los localizé pr esta página sin querer y sin pensar seguía leyendo libros, no me refiero a que eds malo la lectura sino que una parte de dejar la escuela tradicional es dar apertura a las innovaciones tecnológicas.