Cada vez que desde un centro educativo me llama para impartir una conferencia sobre educación sexual inicio mi charla del mismo modo, preguntando “¿Por qué nos cuesta tanto hablar de sexo?”
Sinceramente, es sorprendente que en pleno 2020 un tema tan esencial como la sexualidad aún sea un tabú. ¿Qué tiene de especial? ¿Qué hace al sexo una temática diferente? ¿Por qué darle tanta importancia? Si lo razonamos, es un completo absurdo.
Y fíjate, esta es la parte más importante, ser conscientes de lo poco natural que resulta la sexualidad para la mayoría de los adultos. Pero no te culpes por ello, el tabú se ha perpetuado de generación en generación, ¿o acaso has recibido una excelente educación sexual de tus padres?
No tenemos modelos de referencia, no sabemos cómo hablar abiertamente de sexo…pero es hora de cambiarlo si queremos que el futuro de nuestros hijos y de nuestros alumnos sea diferente.
He dicho que no te culpes, pero haz el favor de responsabilizarte porque, como sospecharás, tienes que empezar por ti mismo y por conocer qué es exactamente eso de la educación sexual.
Evidentemente, a todos nos interesa que nuestros hijos no asuman riesgos sexuales innecesarios en el futuro, pero te aseguro que hacer educación sexual va mucho más allá. Te lo explicaré con esta situación que me encanta poner como ejemplo: muchas veces me llaman de institutos para que vaya y les enseñe a los alumnos a ponerse un preservativo. Por supuesto, voy encantada, aunque considero que el profesor de biología debería de tener esta responsabilidad, no un profesional externo…
Pues bien, todos los alumnos aprenden los beneficios del preservativo y saben a la perfección cómo utilizarlo…pero llega el viernes y a una de estas alumnas su novio le dice algo como “yo del condón paso, así no siento nada, seguro que no pasa nada por una vez…”. Y va mi querida alumna y accede a las relaciones sexuales sin protección.
La pregunta es, ¿de qué ha servido mi charla? ¡Absolutamente de nada! Porque a esta chica no le he enseñado a negociar, a valorar sus necesidades en la relación de pareja o simplemente a poner límites. Eso es educación sexual de la de verdad, de la que hace falta.
La educación sexual va mucho más allá de saber poner condones. En mis clases yo busco enseñarles también sobre autoestima, respeto y seguridad en uno mismo, autoconocimiento, relaciones igualitarias y, por supuesto, placeres y libertades.
Así que tú, padre, madre, maestro o maestra que me estás leyendo, quédate con estos 6 pasos imprescindibles que te voy a dar, seguro que lo harás genial. ¡Vamos allá!
- Clave 1: Se responde siempre. Si cuando el pequeño pregunta sobre sexualidad el adulto esquiva la pregunta o pone excusas se dará cuenta rápidamente de que este tema es tabú y que es especial. Nuestro objetivo es naturalizar de modo que todas las preguntas tendrán su respuesta a partir de ahora, ¿vale?
- Clave 2: Prohibidas las mentiras. Las metáforas de la cigüeña, las abejitas y las florecitas son mentiras, están prohibidas. Los niños necesitan verdades, con lenguaje adaptado a su edad pero verdades sin disfraces.
- Clave 3: La información es poder… y por eso vamos a responder a lo que ellos nos preguntan, pero también vamos a indagar un poquito más. Preguntas como “¿Tu qué crees?” “¿Y tú qué opinas?” o “¿dónde has escuchado hablar de eso?” nos ayudarán a ganar tiempo, y también a abrir la conversación, ampliar información y conocerles mejor.
- Clave 4: Habla de los riesgos sin inculcar miedo. El objetivo de tener relaciones sexuales (salvo que uno esté pensando en tener hijos) es pasarlo bien sin riesgos. Por eso, a mi me gusta contarles a los adolescentes en clase que voy a enseñarles a pasarlo bien sin preocupaciones. ¡Toma este enfoque porque la educación del miedo hace tiempo que se ha demostrado que no funciona!
- Clave 5: Si no sabes responder, no pasa nada, no eres una “enciclopedia con patas”. Por eso, si no sabes algo o no sabes cómo responder te animo a que te comprometas a investigar y luego se lo cuentes o, mejor aún, buscad información juntos.
- Clave 6: “¿Y si no quiere hablar conmigo del tema?”. Esta es la máxima de los padres de adolescentes, pero aún no hemos perdido la batalla. Que no quieran hablar no significa que no puedan escuchar y, por eso, cualquier excusa es buena para que escuchen nuestros comentarios o aportaciones. Por ejemplo, lo que opinamos sobre la música que escuchan, un anuncio o una escena en TV. ¡Aprovecha cualquier ocasión!
Ahora que ya conoces las claves básicas de una educación sexual de calidad ya solo queda que des el paso de aplicarlas. Toma conciencia de lo importante que es este tema para todos y no te quedes atrás.
Estoy segura de que podrás hacerlo mucho mejor de lo que crees aunque. Y si quieres seguir aprendiendo, tienes muchos recursos para lanzarte con muchas más herramientas y seguridad. ¡Adelante!
Los pequeños siempre se interesan por la sexualidad, los niños son sujetos sexuales tanto o igual que los adultos.
bueno, es un buen punto de vista y educación al fin y al cabo
wow! excelente post