Albert Einstein dijo que “una vez dejas de aprender, empiezas a morir”. ¿Quiénes somos nosotros para contradecirle?
La formación continua, también conocida como lifelong learning, es necesaria en el mundo en el que vivimos. Atrás, muy atrás, quedaron los años en los que al llegar a la edad adulta, aprendíamos un oficio que nos duraría hasta la jubilación. Años y años de repeticiones en las que no cabía ni la innovación ni el cambio.
Y si pensamos en nosotros los docentes, ¿es suficiente con lo estudiado en la universidad al hacer el grado de educación o el máster de secundaria? Parece que no.
Es necesario formarse de manera continuada
Como comentaba previamente, si queremos innovar en nuestra forma de hacer las cosas y mejorarla, debemos formarnos de manera continuada. ¿Cómo podemos hacerlo? Hay diferentes opciones: formación online, cursos presenciales, másters de innovación educativa, sesiones informales en las que compartir experiencias, webinars, etc.
La innovación, bajo mi punto de vista, no es hacer cosas nuevas, es plantearse qué puedo mejorar de mi práctica diaria. Y la mejor manera de hacerlo es con la formación que complementa nuestros estudios iniciales.
Las mejoras en el aula
La formación continua va asociada a la mejora en las prácticas diarias que llevamos a cabo en nuestras aulas. Parece que la imagen del docente encerrado en su clase con sus alumnos, con la puerta cerrada y que no comparte, se está quedando desfasada. Se acabó, por fin, aquello de que cada maestrillo tiene su librillo.
En la actualidad vemos que hay muchas formas diferentes de gestionar unos contenidos y llevarlos al aula. No parece correcto hacer las cosas, únicamente, de una manera tradicional. Los docentes estamos interesados en la gamificación, en el uso de los dispositivos móviles en el aula, en el aprendizaje basado en proyectos y en problemas, en el visual thinking, en el design thinking, en los aprendizajes cooperativos y colaborativos, etc. Queremos saber cómo acompañar a nuestros alumnos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, pues no somos nosotros los que tenemos los conocimientos, éstos deben ser construidos con los alumnos.
En mi caso, la evolución como docente se ha producido a lo largo de todos los años que llevo como profesor. Si bien es verdad que al principio tuve suficiente con la formación recibida en la carrera, al poco tiempo me surgió la necesidad de formarme, tanto en ambiente formales (máster en investigación educativa, por ejemplo) como en ambientes informales (charlas y encuentros entre iguales para compartir experiencias).
La sensación después de las formaciones (recibidas y llevadas a cabo) es que siempre hay algo que nos hace click y que nos permite mejorar alguna cosa que habíamos estado haciendo hasta ahora, o nos ayuda a introducir algo nuevo que no conocíamos.
Conclusiones
La formación permanente te permitirá conocer qué se está llevando a cabo en otros centros, con otros alumnos. Te permitirá adquirir experiencia en metodologías que desconoces o que no te atreves a poner en práctica. También te ayudará a crear una red de contactos de docentes con inquietudes similares a las tuyas, con los que compartirás conocimientos, dudas y seguro que muchos proyectos. Además, serás capaz de ofrecer a tus alumnos clases de más calidad, en las que ellos formarán parte de sus propios procesos de aprendizaje.
Profesores y profesoras del mundo, ¡formémonos!
La formación de los docentes y en todos los ámbitos profesionales es de suma importancia. Sin la formación, estamos todos estancados. Un saludo.
Me gusta mucho este articulo, ya que se habla de algo muy importante: no se puede dejar de aprender! Algo que las personas no toman en cuenta!
Es esencial para la empleabilidad y la competitividad, la inclusion social , la ciudadania activa y el desarrollo personal. El reto consiste en ofrecer oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida adulta y, especialmente, a los grupos desfavorecidos, que son quienes mas las necesitan.
es sumamente necesario e indispensable el estar capacitándose constantemente, debemos dejar de creer que lo sabemos todo, necesitamos sorprendernos más seguido y tener ese nervio diario de querer hacer todo bien, de echar a perder un pedacito de ser que está en nuestras manos…
Si bien ya estoy jubilado, me llena de satisfacción leer y enterarme de las ideas innovadoras que van intentando aplicar en el proceso. Creo también, yo lo hacía, anotar o registrar de alguna manera todas las experiencias,porque eso ayuda a tomar nuevas decisiones. Me encanta siempre las innovaciones pero con resultados positivos.