¿Qué función tiene el lenguaje en el día a día de una persona?
Para mí hay dos finalidades.: la primera es aliviar el sufrimiento y el dolor, y la otra es abrir puertas. Si el lenguaje se pudiera resumir en una palabra, sin duda sería “sí”. El “sí” es la creatividad del ser humano. El “no” hay que decirlo a veces y es necesario, pero la palabra “sí” le encanta al cerebro, genera muchas conexiones, y nos hace ser creativos. Abrir las puertas del “sí”, construir caminos que pueden ser maravillosos y que nunca se habrían creado si hubiéramos dicho “no”.

Dice que el lenguaje positivo puede influir positivamente en el aprendizaje de los jóvenes, ¿por qué?
Cuando hacíamos nuestra investigación y les hacíamos a los chavales los encefalogramas, descubrimos que el lenguaje positivo les gustaba. Durante la investigación vimos que los chicos y chicas se dieron cuenta rápidamente de lo importante que era el lenguaje en su día a día en casa o en el colegio. El ambiente cambiaba y veían que se reducían los conflictos a su alrededor si utilizaban un lenguaje y una actitud positiva.

¿Qué es lo que más le fascinó de su aprendizaje?
Sin duda, la construcción de su habla interior. En un adolescente el habla interior se construye permanentemente con las preguntas que se hace a sí mismo. El habla interna es el ejercicio más maravilloso y la herramienta más potente que tenemos. Los chavales se dieron cuenta que pueden controlar ese habla y que se pueden decir a ellos mismos palabras positivas si es que el entorno no se las dice. La construcción del habla interior es fascinante.

¿Qué le pasa al cerebro cuando escucha palabras positivas?
Cuando descubrimos el valor de las emociones positivas, nos dimos cuenta que teníamos que hacer una prueba. Trabajamos el estímulo de una palabra positiva, una palabra negativa y otra neutra. El tiempo de reacción ante una palabra positiva es muchísimo mejor que cuando la palabra es negativa o neutra. El cerebro reaccionaba ante el estímulo positivo incrementando la atención, demostrando creatividad, y esto lo que hace es puedes trabajar más rápido y con mejores resultados. También se favorecía la capacidad de compartir, haciendo que el individuo fuese más colaborativo.  

Qué interesante…
El lenguaje va calando de forma inconsciente. Hay que buscar un equilibrio entre comportamiento y conocimiento. A veces priorizamos el conocimiento y creamos clones de nosotros mismos. Cuando preguntamos a los padres, todos dicen lo mismo: que quieren felicidad para sus hijos, una sociedad diferente, etc. Pero estamos reproduciendo nuestros esquemas en ellos: no nos damos cuenta que esto no es lo que queremos.

¿Y cómo reacciona el cerebro ante las palabras negativas?
El tiempo de reacción ante una palabra positiva es mucho más corto: estás más concentrado y eres más creativo. Ante una palabra negativa el tiempo de reacción es más largo, pensamos más, nos bloqueamos. Esa durabilidad hace que pierdas alegría, que sufras, que tu comportamiento cambie, etc. El lenguaje negativo tiene esa fuerza, que puede colapsar el pensamiento de preocupación y esto afecta inevitablemente a nuestro estado vital.

¿Qué palabras deberíamos evitar en el aula?
Me lo preguntan mucho. Darío Villanueva, el director de la RAE, decía que el lenguaje está ahí para crear. Estoy de acuerdo. Cuando me preguntan por la autocensura respondo que lo importante es saber elegir. Tú puedes escoger cómo dices las cosas. No es que tengamos que evitar palabras, sino que escojamos bien qué les queremos decir. ¿Cuánta alegría somos capaces de dar a nuestros hijos o a nuestros alumnos?

La gestualidad, ¿qué papel juega?
Cuando nosotros hablamos de lenguaje entendemos que incluímos el lenguaje oral y también el gestual, pero hay que tener en cuenta que el gestual es un mero apoyo del oral. Nuestra comunicación va unida. Una mala mirada puede apoyar una palabra de desprecio, o una sonrisa puede reforzar una palabra de aliento. Pero la palabra es la que llega. La gente se acuerda de la palabra que le dijo determinada persona, pero no del gesto.

A menudo habla de “habitar las palabras”, ¿a qué se refiere?
Para mi habitar las palabras es lo más importante de todo. El lenguaje positivo se puede trabajar de dos formas: como entendimiento y como modo de vida. Uno puede ejercer el lenguaje positivo como una herramienta de trabajo, y funciona, sí. Pero si esto no te lo llevas a casa, ejerces la honestidad, la amabilidad, el respeto… estas utilizando el lenguaje positivo como una herramienta. La palabra habitada significa que ejerces esa palabra: si hablas de bondad, ejerces de bondad; si hablas de responsabilidad, ejerces la responsabilidad; si hablas de respeto, ejerces el respeto.
La palabra habitada es la capacidad de ser auténtico en cada palabra que dices. Palabras y acciones habitadas van en conjunto. Si no habitas las palabras que pronuncias, acabarán por no creer en ti y caerás por tu propio peso. Todo está incluido en la ética del lenguaje.

¿Podemos aprender a hablar en positivo? ¿Se puede hacer el cambio de chip?
Por supuesto. Las palabras se pueden poner en forma. Es cuestión de elegir las palabras que queremos utilizar cada día y ser perseverante. El lenguaje no tiene un coste añadido. Es importante empezar por hacer una lista de comprobación para ver cuáles son los errores en nuestro lenguaje. Revisar las palabras que utilizamos nosotros mismos, y a partir de aquí es una cuestión de voluntad. No hay que martirizarse si no se consigue a la primera, no hay que culpabilizarse. Es imprescindible tener buen humor y ponerlo en práctica. La culpa, la queja y la excusa son las causantes de que no hagamos las cosas, de que no llevemos a término nuestros proyectos. Porque nos bloquean y nos hacen tirar la toalla.

¡No puede uno ni quejarse!
Quejarse sólo con sentido del humor. No se trata de ser perfecto, se trata de ser creativo. Dejar de juzgarse a uno mismo permite ser capaz de pedir perdón, de disculparte cuando has dicho algo que no querías.

Habla de listas de comprobación. ¿Qué son? ¿Cómo se hacen?
Son sencillas listas que nosotros mismos hacemos y en las que revisamos cuáles son nuestros errores en el lenguaje. Una lista de comprobación suele ser de 12-15 ítems y las tenemos que revisar en 90 segundos. Sirven para ser conscientes de lo que llegamos a decir al cabo del día. Por ejemplo, ¿has dicho “buenos días” hoy a tus hijos o les has despertado diciéndoles que tenían el desayuno en la mesa? Apunta: dar los buenos díasEs tan sencillo como esto.

Los estudios de neurociencia cada vez están más presentes en el mundo educativo, ¿cree que va a ser clave para la transformación de la educación?
La neurociencia tiene un papel muy relevante, pero en todo lo que puede hacer el ser humano. Nos interesa saber como funciona el cerebro, a todos los niveles. No sabemos mucho del cerebro, cómo se generan las conexiones neuronales, cómo se transmite la información, porque hay información que se bloquea. Cuando la neurociencia tenga el alcance suficiente, ayudará a que la educación sea más personalizada. Cuanto más sepamos sobre quiénes somos, más podremos dar a los otros. Yo abogo por saber de nosotros mismos cuanto más mejor.

¿La educación tiende a homogeneizar intentando que todos los niños alcancen unos mismos objetivos?
Por eso en este país vamos tan atrasados en conocimientos y en comportamientos. No vamos a ser nunca perfectos, tampoco es la intención, pero las decisiones políticas que se han tomado nos ha impedido tener un crecimiento que mire más la diversidad. Atender la individualidad pasa por atender el lenguaje, porque uno tiende a manifestar lo que le gusta. Cuando un niño explica lo que le gusta, es la mejor oportunidad para empezar a trabajar con él. Cuando a un niño le hablas de algo que le gusta, la comunicación con él se transforma. Y también su comportamiento.

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Tiching

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Comentarios(3)

  • Natalia Gironella García

    Magnífico artículo; ahora bien, (ojo,que no he dicho “pero” que podría considerarse lenguaje negativo), discrepo con la afirmación de que la gente se acuerda de la palabra que le dijo determinada persona, pero no del gesto. Hay ya muchos estudios que demuestran que el gesto, la mirada, la cercanía (proxemia) o la elevación del tono (es decir, lo no verbal) son mucho más impactantes que las palabras. Lo que me hace daño en una discusión con alguien suele ser la forma en la que me dice sus palabras y hasta un insulto, puede parecer cariñoso si me lo dices sonriendo y de forma dulce.

  • Creo que dejando a un lado las palabras el acondicionamiento también influye mucho. Lo que si que tenemos que tener claro es que un ambiente positivo, tanto en el aula como en el hogar, ayudarán a mejorar las relaciones y el aprendizaje, también veremos mejorada la educación.

  • María del Rosario Palacios

    Muy bueno, pero hay que golpear en el curríulo escolar, para que se den los cambios de planes, programas, actitudes y aptitudes que se establezcan y desarrollen en función de las nececidates, intereses, problemas de los educandos.

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