¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Cómo lo podemos definir?
Es un método que utilizamos para sentirnos seguros de nuestra opinión apoyándolas en argumentos fuertes, que sean lógicos, que sean válidos, etc. Al mismo tiempo que se pregunten por la verdad, que sean autocorrectivos. El pensamiento crítico te obliga a revisar las preguntas que te haces y a crecer personalmente con ellas.

¿Qué implica no tener pensamiento crítico? ¿Qué pasa si no nos hacemos preguntas?
No tener pensamiento crítico implica ser más fácilmente manipulable. Pierdes la libertad de pensar por tí mismo, es muy fácil caer en prejuicios y estereotipos porque no hay un trabajo riguroso del propio pensamiento. Esto también implica la imposibilidad de reorganizar tu pensamiento teniendo en cuenta las ideas de los otros. Hay un punto de pérdida de la diversidad, de ser incapaces de atender lo que los demás nos proponen.

¿Cómo podemos transmitir esta necesidad de ser críticos a los niños y niñas?
De entrada, siendo su ejemplo. Los adultos, los profesores debemos ser un modelo de pensamiento riguroso, tenemos que demostrar que nosotros también nos interrogamos. A su vez hay que permitir el tiempo y el espacio para que ellos estén con otra gente, con sus iguales, construyendo pensamiento colectivo. Yo soy muy partidario de que pensemos juntos, de que el aprendizaje es colectivo. Muchos matices y contrariedades que podemos tener respecto a nuestras opiniones nos las aportan los demás. Esto hace que necesitamos a los otros para pensar mejor.

¿Qué más necesitamos para pensar mejor?
El pensamiento crítico es solo una parte de la filosofía para niños. El pensamiento también debe ser creativo y curoso. El pensamiento tiene que buscar soluciones a los problemas y por ello se debe abordar desde distintos flancos y pensar en todas las alternativas posibles.

¿Por qué es importante ser creativo?

Es la mejor forma de encarar el futuro. Nosotros siempre construimos el futuro con la vocación de que sea mejor que el presente que vivimos. Es importante hacer volar la imaginación, pero al mismo tiempo hay que tocar de pies en el suelo. Esto es muy importante en un mundo cuyos problemas cada vez serán más complejos y más difíciles de resolver.

Una de las herramientas para trabajar el sentido crítico son las preguntas. ¿Cómo podemos enseñar a hacer preguntas?
El problema es que no nos han preparado para esto. La retórica y la oratoria han desaparecido del sistema educativo. Si el profesor no es una persona que se formula preguntas en público, si no hace avanzar a los alumnos en las deducciones de lo que van viendo y viviendo, es muy difícil enseñar nada. Hay muy buenas preguntas, pero son preguntas que amplían el conocimiento, que buscan la complicidad. No nos preguntamos por ejemplo por conceptos como la amistad. ¿Cuál es el límite? ¿Qué implica? Es importante definir rigurosamente los conceptos.

¿Es fácil preguntar y enseñar a preguntar?
No, los profesores no estamos preparados, esto no se transmite con facilidad. No se puede hacer un curso y con esto ya sabes preguntar. Requiere mucha experiencia, para conseguir un profesor socràtico necesita tiempo y necesita a sus compañeros, la pregunta siempre se amplia en función de tu interlocutor.  

Hacer preguntas, y hacerlas colectivamente genera muchas oportunidades de diálogo. ¿Cómo podemos fomentar este tipo de situaciones?
De entrada, tenemos que tener muy claro lo que es un diálogo: volvamos al rigor de las palabras. Un diálogo significa que no competimos, sino que colaboramos intentando ver matices, puntos oscuros, debilidades de aquello que estamos analizando. Necesitamos mucho tiempo también por que un diálogo de estas características no se puede hacer en un ratillo. Requiera tiempo, tranquilidad, confianza, etc.

¿Estamos acostumbrados a dialogar?
No, además tenemos muy malos referentes. A nuestro alrededor frecuentan las tertulias, los debates, que implican un posicionamiento y la defensa acérrima de la misma. Comporta que hay ganadores y perdedores cuando un diálogo debe ser algo que construya. Vemos mucha gente discutiendo, sobre todo en los medios de comunicación, utilizando falacias lógicas, prejuicios, etc cualquier cosa es válida para atacar al enemigo.

¿En qué consiste el proyecto de filosofía 3/18?
Nos lo tenemos que imaginar como una mesa. Hay 4 patas en esta mesa, las habilidades de pensamiento. Cuando empezamos la clase tenemos que tener claro qué habilidad queremos trabajar esta es la primera pata. La segunda pata es la comunidad de investigación: un grupo de personas, reunidos en círculo, que se vean todos las caras. En tercer lugar, necesitamos un profesor socrático que pueda dirigir este diálogo que sea capaz de conducir, que reparta palabras, etc. Y por último el propio diálogo. La creación de un diálogo que se preocupe por la esencia del tema que se quiere trabajar.
Sobre esta mesa tendremos los tres tipos de pensamiento: el crítico, el creativo y el cuidadoso.

¿Qué objetivo persigue este proyecto?
El objetivo es que los niños aprendan a pensar bien, en las tres dimensiones. El objetivo de este pensamiento es que sean capaces de transformar la sociedad, con mentalidad ciudadana. No estamos formando personas que solo cuiden de construir su camino, si no que procuramos que piensen en la construcción y transformación del colectivo.

¿Cuáles son sus beneficios?
Los beneficios son claros: una persona crítica es valiente,tiene libertad, es humilde porque capta las opiniones de los demás. Si es creativo, es una persona capaz de imaginar el futuro de intuir posibilidades, etc y si es curoso siempre tendrá a los demás en cuenta, que la ética será uno de los valores que guiarán sus pasos. El pensamiento curoso introduce este componente ético de tener en cuenta a los demás y de querer trabajar por el bien común.

¿El sistema educativo español está preparado ahora mismo para incorporar esto con garantías?
No, no creo que esté preparado. El sistema educativo español actualmente está siendo sacudido y es indudable que las TIC han desbordado la educación tradicional, que la ciencia a través de la neurociencia nos está proporcionando datos muy relevantes sobre cómo aprendemos, por ejemplo que las emociones son básicas para garantizar un buen aprendizaje. No tenemos a docentes preparados para afrontar estos retos, les desborda perder la centralidad del aula. Nos perturba mucho una evaluación que es muy clasificadora y que nos impide ver como progresa cada persona. Hay muchas cosas en el sistema educativo que deberían cambiar para hacer viable un proyecto como el de 3/18.

¿Qué papel adoptan las humanidades en esta sacudida del sistema educativo?
La verdad es que soy muy pesimista. Nos equivocamos mucho bandeando las humanidades del sistema educativo porque las humanidades nos humanizan. La poesía, las artes plásticas, la literatura, la filosofía, nos dotan de la humanidad que necesitamos las personas. Evidentemente no voy en contra de la ciencia y la tecnología, son aprendizajes imprescindibles.

¿Qué lecturas recomendarías para trabajar la filosofía con niños y niñas?
Yo creo que hay que recurrir a los clásicos y en este caso a Mathew Lipman y todo su currículo pensado precisamente para hacer filosofía con niños. Ya en los años 60 empieza a trabajar sobre este currículum con novelas para niños y niñas y libros guía para maestros para que aprendan a trabajar las novelas filosóficas. Abarcan todo el sistema educativo y son fundamentales para avanzar de forma sistemática.


Si te ha gustado la entrevista a Jordi Nomen, no te pierdas la de Ellen Duthie: “La filosofía pone orden y da rigor a la curiosidad”.

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