El imaginario de miles de niños y niñas no se entiende sin Las Tres Mellizas. ¿Qué piensa de haberlo logrado?

La primera sorprendida soy yo misma: jamás lo hubiera pensado. Empezamos con los libros y al cabo de un tiempo me vinieron a buscar para hacer la serie de animación. Ver que las historias iban a otros países y que a los niños de todas las culturas les gustaban las mellizas me ha sorprendido mucho, y muy positivamente.

Entonces nunca se hubiera imaginado que Las Tres Mellizas traspasarían fronteras.
No. Bueno, los libros ya las habían pasado, ya habían sido traducidos a muchas lenguas. Fue el motivo por el que me vinieron a buscar para hacer la serie de animación, porque ya las conocían.

Las Tres Mellizas están inspiradas en sus tres hijas. ¿Qué le empujó a crearlas?
La escritora Mercè Company un día me sugirió que tres niñas heroínas era un buen tema para explorar. Y tiramos por ahí.

Cuando empezó a crear las historias de Las Tres Mellizas, ¿tenía claro qué valores quería transmitir?
Principalmente me interesaba divertir de una manera sana a los niños y hacer que cuando estuvieran delante de ellas vieran algo de cierta calidad. Y creo que lo conseguimos.

¿Cómo piensa que han contribuido estas tres pequeñas heroínas en la educación de los niños?
Esto se lo tendría que preguntar a los educadores, aunque veo que se han introducido muy bien en las escuelas. He encontrado chicos que están en la universidad o ya han terminado los estudios que me dicen “¡ay, yo supe quién era Leonardo da Vinci gracias a las mellizas!”. Hicimos capítulos inspirados en Historia de la Literatura: El Quijote, Romeo y Julieta… Nos atrevimos con todo y muchos jóvenes, después de haber conocido muchos referentes culturales por primera vez a través de Las Tres Mellizas, los han encontrado de nuevo durante sus estudios.

Y a la lectura, ¿como han contribuido? Son muchos los hogares que tienen un libro de Las Tres Mellizas.
En la lectura influye especialmente la implicación de los padres y el hecho de que empiecen a contar los cuentos cuando los hijos son pequeños y que ellos, a medida que se hacen mayores, lean por sí mismos. En este sentido, los libros de Las Tres Mellizas pueden fomentar la lectura porque están pensados ​​para niños de entre cinco y siete años y se leen fácilmente.

¿Cuáles cree que son las claves para que a los niños les guste leer?
Deben divertirse mientras leen: si se aburren, mal asunto. Hay que darles la alegría para que piensen “¡ay, voy a leer un rato!”. Del mismo modo, tienen mucha importancia las ilustraciones.

¿Cuáles son sus referentes literarios?
No tengo ningún referente concreto. Me gustan Jaume Cabré, Maria Barbal, Vargas Llosa… He leído mucho, todo lo que he podido.

¿Se imagina un mundo sin libros?
No, ni sin libros ni sin música. Son dos cosas paralelas. La vida sin ellos no tendría sentido.

¿Qué cambios percibe en la educación entre los tiempos en que nacieron Las Tres Mellizas y la actualidad?
Yo ahora vivo la educación a través de mis nietos, y no sé si estamos pasando un buen momento. Creo que los maestros lo hacen muy bien, pero quizás los programas no sean los más adecuados ni quizás la familias colaboren demasiado. Padre y madre trabajan, el niño está solo… Están también las pantallas, la televisión, las tabletas, y los juegos virtuales: esto ha cambiado mucho a los niños. Pero yo no soy pedagoga ni un referente para juzgar el estado de la educación, lo digo desde mi punto de vista de abuela.

Ahora mencionaba las pantallas. ¿Qué piensa de ellas?
Es una realidad a la que no puede darse la espalda.

De hecho, los niños leen y miran Las Tres Mellizas mediante dispositivos móviles. ¿Se lo hubiera imaginado?
Creo que nadie lo hubiera hecho veinte años atrás. Además, el ritmo de crecimiento es trepidante: ¡compras un móvil por la mañana y por la noche ya está obsoleto!

Usted es una persona con una capacidad de creación increíble. ¿Cómo ayuda la creatividad en la educación?
Es muy importante fomentarla. Por ejemplo, los niños, cuando están en educación infantil dibujan muy bien, porque son creativos y ponen sobre el papel lo que tienen dentro de la cabeza. Pero cuando son más grandes copian, y en este momento se pierde la creatividad. No es necesario que los niños dibujen tan bien, es necesario que creen, que imaginen, que transmitan lo que tienen dentro de la cabeza.

¿Cómo lo conseguimos dentro de las aulas?
Simplemente incentivando la creación, los dibujos propios y no las copias.

Y la lectura, ¿cómo la fomentamos?
Esto es más difícil… El otro día uno de mis nietos me decía que tenía que hacer un resumen de un libro de 300 páginas que aún no había leído y que debía entregarlo al cabo de tres días. No es una manera de incentivar la lectura, es forzada. Los programas deberían incentivar otro tipo de lectura.

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Tiching

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Comentarios (1)

  • Justo Esta semana usé con los nenes de 2do. de primaria, el capítulo de las mellizas con Don Quijote, en ocasion del día del idioma. .. Eso es cultura! Me encantó encontrar la entrevista…. Veía la serie con mis hijas. .. ahora de 21 años. .

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